lunes, 13 de abril de 2009

Mont Blanc - 1997 (1ª Parte)

Cima del Mont Blanc
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Todo comenzó un año antes con una proyección de diapositivas en el club por parte de Miguel Angel García Monclús. Él fue al Mont Blanc con un grupo de amigos del Club San Jorge, de Zaragoza, por supuesto que con una experiencia y un nivel superiores a los nuestros. El caso es que a algunos nos picó el gusanillo y nos lanzamos. Monclús nos hizo de perfecto guía y recuerdo que fuimos Juan Carlos Calvo, Santiago Gracia, Carmen Guillén, su hermana Sonia, José Miguel Fortea, Jesús González, alias "Ambrosio", mi hija Elena y un servidor.

Primero hubo que adquirir material, así es que a Barrabés en Benasque a dejarnos las pesetillas: guantes, botas de plástico, crampones, pantalanos y cazadoras impermeables, camisetas térmicas... De paso hicimos alguna excursión para las pruebas oportunas de todo lo adquirido.
Santi preparó en su taller piquetas ligeras de aluminio pues las normales no sirven para colocar las tiendas en la nieve.

Preparando el material

A primeros de Agosto a Chamonix. Algo más de mil doscientos km nos separaban desde Teruel, había que turnarse para conducir y dormimos a mitad de camino en una zona de descanso de la autopista. Por supuesto que toda la comida y bebida la llevábamos de casa, así es que los tres coches iban a tope. Cuando ya faltaba poco para llegar al destino la Renault Express mía empieza a fallar. Se enciende el chivato de falta de agua y a salir vapor por la zona del motor. Se había fastidiado un latiguillo del conducto de la calefacción, nos dijeron más tarde en el taller. Santi me dice que si el seguro me cubre la asistencia en viaje. Miro los papeles y sí que tenía cobertura. Hay un teléfono para llamar, y entonces pasa como siempre: llamo a la Mondial Asistence esa y me dicen que no figuro en esa cobertura, que llame a mi corredor de seguros a ver que pasa. Llamo posteriormente a mi seguro y me dicen que han detectado unos fallos y que se habían dado varios casos como el mío. Que ya me abonarán en Teruel los gastos ocasionados. Total que estás a más de mil km de casa y más solo que la una. Se te queda la cara de jilipollas que podéis imaginar. ¿Que cuál era mi seguro?. AXA, seguros AXA.
Detrás de Juan Carlos se divisa el Mont Blanc (Chamonix)
Menos mal que en casi todos los pueblecillos franceses el taller es de Renault, así es que con otro de los coches regresar a un taller y que manden la grúa y reparar la avería. Así se hizo y llegamos lógicamente unas cuantas horas más tarde a nuestro destino. Localizamos el camping, menos mal que había sitio para todos, y a montar el tenderete.

Según nos enseñó Monclús, antes de iniciar la ascensión al Mont Blanc, hay que: aclimatar a la altitud para evitar el mal de altura, acostumbrarse uno o varios días a andar con botas de plástico y crampones y una tercera y muy importante es consultar el tiempo que va a hacer. Se necesitan dos días con buena climatología, el mal tiempo puede acarrear desastres en altura. El servicio de meteo de Chamonix está considerado de lo mejorcito del mundo en sus previsiones, y en todos los establecimientos de la ciudad muestran en sus escaparetes la información meteorológica correspondiente a los próximos días, todo consiste en adaptarse y prepararse y coger dos días buenos, si los hay. No conviene arriesgarse.
Para aclimatar a la altitud conviene subir a 4.ooo metros de altura y luego descender. Lo normal es coger el teleférico que sube a la Aiguille du Midi (3.842 m) y hacer el Mont Blanc de Tacul (4.187). Así lo hicimos. Interesa intentar pillar el primer teleférico del día ( 6 de la madrugada), pues hay colas, lo normal es pillar el billete el día anterior y levantarse pronto para guardar la cola. Sale una cabina cada media hora, con 90 plazas aproximadamente. Subes desde Chamonix, que está alrededor de 1.000 metros hasta la Aiguille en apenas 20 minutos, y además sólo hay dos o tres torretas para los cables. La verdad es que impresiona, sobre todo cuando pasa por las torretas y pega un balanceo la cabina que hace que el estómago se te suba a las anginas. La vista: magnífica
Mont Blanc de Tacul y la aguja del medio es el Mont Maudit. Los puntos inferiores son tiendas
Cuando sales del teleférico me impresionó la que tenían organizada allí los franceses: está toda la aguja hueca por dentro, hay cafeterías y restaurantes, túneles, miradores, etc... Bien, el caso es que por un agujero sales al exterior. Están las correspondientes señales que avisan del peligro y que te encuentras en zona de alta montaña. El contraste de temperatura es fuerte, estamos 400 metros más altos que en el Aneto. Abrigarse, ponerse toda la indumentaria y material y..... SORPRESA: te encuentras con que tienes que descender por una arista en la nieve que asusta, y más la primera vez. Hay que encordarse y bajar con cuidado, pues allá abajo se divisa Chamonix, y desde luego no hay nada que te detenga si se tiene un tropiezo. El caso es que se desciende unos 300 metros para cruzar un inmenso circo y ascender al Tacul.

Ascensión al Tacul con Chamonix al fondo
Recuerdo que el regreso para mí fue penoso. Debió ser a causa de la altura. Bebí líquido, sin apenas ganas, me tumbé a descansar bajo un sol de justicia y el amigo Fortea me dio sombra con un mini paragüas que llevaba, de esos que se llevan ajustados en la cabeza y que se pusieron de moda unas vaquillas. El ascenso que he comentado antes, cuando la arista, se me hizo eterno, debía descansar cada pocos pasos. En fin, que hay que pagar la novatada.


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